Sucede que luego de abrir el buscador, digitar la palabra Netflix y presionar enter, una voz dice: “Quién quiere magia”, en seguida otro tono de voz, más aguda responde: “qué truco tan chimbo”. En adelante una melodía (´Del montón´) parece tararear: tararanta tarararara tararanta… Se trata de una serie llamada Chichipatos, muy colombiana ella, número dos en el país (según el ranking de Netflix).
Una ojeada más al inicio: ´El cartel de los sapos´, ´Superviving, Escobar Alias JJ, ´No estaba muerto andaba de parranda´, ´Rosario Tijeras´, ´Sin senos no hay paraíso´, ´La Reina del Flow´. A simple vista toda una expresión de personalidad.
De alguna manera una mezcla de gustos, expresiones del contexto particular, de perfilamiento en internet, tendencia cada día más evidente, a partir de la manifestación de interés.
En lengua un tanto técnico, se trata de la acción de los cookies o archivos que se crean en la web para almacenar el estado de inicio de sesión, preferencias y otra información. Según una fuente consultada, plataformas como Facebook, Netflix suelen leer estas cookies y detectar las preferencias de los internautas para potencializar sus servicios.
La revista Dinero en su artículo “Un perfil de gustos a la medida” ofrece una explicación que cae como ´anillo al dedo´:”las iniciativas en la web, como las de compartir información en redes sociales o las compras en línea, han tratado de sacarle provecho a la información personal que recogen para segmentar a sus usuarios y así brindarles un mayor valor agregado. Amazon, por ejemplo, hace recomendaciones sobre libros que le podrían gustar al comprador, de acuerdo con los títulos que ha adquirido previamente. Lo mismo sucede con las películas que recomienda Netflix, la música de Pandora y los productos de Google Product Search. Por el lado de las redes sociales, Facebook, por ejemplo, trata de atar publicidad que pueda ser de interés para sus miembros, de acuerdo con la ciudad en que se encuentra o los artistas que le gustan, entre otros”.
Y en un tono más de alarma, que casi motiva alejarse de la pantalla (sí es que sirve de algo), Leo Kelion, Editor de Tecnología de BBC, argumenta por qué debería generar preocupación todo lo que saben las compañías tecnológicas de sus clientes-usuarios (concentrándose particularmente en Amazon de Jeff Bezos). El sustento de su alarma tiene que ver con las revelaciones de ex ejecutivos de la compañía como James Thomson: “Sucede que venden productos, pero son una compañía de datos”, “Cada oportunidad para interactuar con un cliente es otra oportunidad para recolectar datos”. Pero, además, el editor resalta la obsesión manifiesta del propio Jeff Bezos por los clientes, su prioridad por “descubrir lo que (los clientes) quieren, lo que es importante para ellos” para alimentar, según Shoshana Zuboff, profesora de Harvard y autora de The Age of Surveillance Capitalism (La era del capitalismo de vigilancia), un “capitalismo de vigilancia donde más que clientes existen “fuentes de materia prima”.
Quién no obtiene paz en su habitación (así esté “organizada” particularmente) o se contagia de tranquilidad al extender el brazo y hallar en la biblioteca el libro deseado al instante; algo similar ocurre al crear listas de reproducción en Spotify o Youtube, o sencillamente empezar la experiencia en Netflix. El punto es que se genere una ola de información a raíz de datos personales y sin la autonomía individual.