En tiempos de resistencias, de leer se trata, de declamar poemas de mujeres que libraron sus propias luchas y que hoy afloran en cada una de las que hoy resisten.
Fortuna – Ida Vitale (Uruguay)
Por años, disfrutar del error
y de su enmienda,
haber podido hablar, caminar libre,
no existir mutilada,
no entrar o sí en iglesias,
leer, oír la música querida,
ser en la noche un ser como en el día.
No ser casada en un negocio,
medida en cabras,
sufrir gobierno de parientes
o legal lapidación.
No desfilar ya nunca
y no admitir palabras
que pongan en la sangre
limaduras de hierro.
Descubrir por ti misma
otro ser no previsto
en el puente de la mirada.
Ser humano y mujer, ni más ni menos.
Un pájaro me canta – Idea Vilariño (Uruguay)
Un pájaro me canta
y yo le canto
me gorjea al oído
y le gorjeo
me hiere y yo lo sangro
me destroza
lo quiebro
me deshace
lo rompo
me ayuda
lo levanto
lleno todo de paz
todo de guerra
todo de odio de amor
y desatado
gime su voz y gimo
río y ríe
y me mira y lo miro
me dice y yo le digo
y me ama y lo amo
-no se trata de amor
damos la vida-
y me pide y le pido
y me vence y le venzo
y me acaba y lo acabo.
Hija del viento – Alejandra Pizarnik (Argentina)
Han venido.
Invaden la sangre.
Huelen a plumas,
a carencias,
a llanto.
Pero tú alimentas al miedo
y a la soledad
como a dos animales pequeños
perdidos en el desierto.
Han venido
a incendiar la edad del sueño.
Un adiós es tu vida.
Pero tú te abrazas
como la serpiente loca de movimiento
que sólo se halla a sí misma
porque no hay nadie.
Tú lloras debajo del llanto,
tú abres el cofre de tus deseos
y eres más rica que la noche.
Pero hace tanta soledad
que las palabras se suicidan.
Destino – Rosario Castellanos (México)
Matamos lo que amamos. Lo demás
no ha estado vivo nunca.
Ninguno está tan cerca. A ningún otro hiere
un olvido, una ausencia, a veces menos.
Matamos lo que amamos. ¡Que cese ya esta asfixia
de respirar con un pulmón ajeno!
El aire no es bastante
para los dos. Y no basta la tierra
para los cuerpos juntos
y la ración de la esperanza es poca
y el dolor no se puede compartir.
El hombre es animal de soledades,
ciervo con una flecha en el ijar
que huye y se desangra.
Ah, pero el odio, su fijeza insomne
de pupilas de vidrio; su actitud
que es a la vez reposo y amenaza.
El ciervo va a beber y en el agua aparece
el reflejo de un tigre.
El ciervo bebe el agua y la imagen. Se vuelve
-antes que lo devoren- (cómplice, fascinado)
igual a su enemigo.
Damos la vida sólo a lo que odiamos.
La flor del aire – Gabriela Mistral (Chile)
Yo la encontré por mi destino,
de pie a mitad de la pradera,
gobernadora del que pase,
del que le hable y que la vea.
Y ella me dijo: “Sube al monte.
Yo nunca dejo la pradera,
y me cortas las flores blancas
como nieves, duras y tiernas.”
Me subí a la ácida montaña,
busqué las flores donde albean,
entre las rocas existiendo
medio dormidas y despiertas.
Cuando bajé, con carga mía,
la hallé a mitad de la pradera,
y fui cubriéndola frenética,
con un torrente de azucenas.
Y sin mirarse la blancura,
ella me dijo: “Tú acarrea
ahora sólo flores rojas.
Yo no puedo pasar la pradera.”
Trepe las penas con el venado,
y busqué flores de demencia,
las que rojean y parecen
que de rojez vivan y mueran.
Mar de alegría – Magda Portal (Perú)
Yo soy un mar porque no hubiera sido un río
Un mar sin cauces
De verdes alegrías
I de profundas soledades
Un mar abarcador
de la Vida i la Muerte
del que parten i al que confluyen
todas las fuerzas de la Vida
Yo soy un mar como ese mar en calma
que ven mis ojos
i que ciñe la Tierra
con su soberbio beso blanco
Yo soy un Mar
pupilas de crepúsculo
i voz de aurora
Como ese mar azul
al que yo desperté en mi primer viaje
Aquel mar de los brazos abiertos
de la perenne juventud
Donde se posa mi Esperanza
gaviota blanca
con las pupilas rosas
Yo soy un Mar
Dama de blanco – Blanca Varela (Perú)
el poema es mi cuerpo
esto la poesía
la carne fatigada
el sueño el sol
atravesando desiertos
los extremos del alma se tocan
y te recuerdo Dickinson
precioso suave fantasma
errando tiempo y distancia
en la boca del otro habitas
caes al aire eres el aire
que golpea con invisible sal
mi frente
los extremos del alma se tocan
se cierran se oye girar la tierra
ese ruido sin luz
arena ciega golpeándonos
así será ojos que fueron boca
que decía manos que se abren
y se cierran vacías
distante en tu ventana
ves al viento pasar
te ves pasar el rostro en llamas
póstuma estrella de verano
y caes hecha pájaro
hecha nieve en la fuente
en la tierra en el olvido
y vuelves con falso nombre de mujer
con tu ropa de invierno
con tu blanca ropa de
invierno
enlutado
Mujer – Juana de Ibarbourou (Uruguay)
Si yo fuera hombre, ¡qué hartazgo de luna,
de sombra y silencio me había de dar!
¡Cómo, noche a noche, solo abularía
por los campos quietos y por frente al mar!
Si yo fuera hombre, ¡qué extraño, qué loco,
tenaz vagabundo que había de ser!
¡Amigo de todos los largos caminos
que invitan a ir lejos para no volver!
Cuando a mí me acosan ansias andariegas
¡qué pena tan honda me da ser mujer!
Pero además, formar las bases de una sociedad justa e igualitaria continúa siendo el reto de hombres y mujeres conscientes de la condición de género. Hoy más allá de internet como la panacea del conocimiento, los argumentos siguen estando en los libros.
Reproducimos del portal Las Gafas Violetas diez publicaciones indispensables “que te ayudarán a comprender más a fondo temas que van desde lo más clásico hasta temáticas más concretas como las teorías sobre género”.
Los textos hacen un recorrido por la historia del feminismo, presentan conceptos básicos, abordan el feminismo interseccional, retratan la realidad de las mujeres, algunos de ellos resaltan en concreto la lucha de las mujeres nigerianas y de medio oriente. También permiten descubrir a fondo el fenómeno mansplaining, analizan el matrimonio, la familia, el amor romántico, teorías feministas. Además, plantean interrogantes sobre la percepción del feminismo desde mujeres y hombres.