No importó para las autoridades regionales y Emgesa-Enel que la capilla de San José de Belén fuera patrimonio histórico y cultural del departamento del Huila desde 1992, con la inundación del embalse de la hidroeléctrica El Quimbo fue destruida por completo, casi una década después solo queda un montón de escombros.
Por Serafín Marquín – Francisco Olaya y Andrés Acosta
La capilla de San José de Belén es ese patrimonio histórico, cultural y religioso que la sociedad huilense no olvida o al menos cuando lo empieza a hacer aparece un nuevo capitulo de su trágico final.
Todos en algún momento, al menos los que conocieron la disputa por su protección, desearon volver a verla, aunque esto significara cambiar la imagen mental de una iglesia blanca de abobe construida sobre la base de grandes trozos de madera y con amplias puertas oscuras. Casi diez años después, el dron y un equipo de cámaras de la productora Atarraya Films volvió sobre el lugar donde alguna vez una comunidad creció alrededor de este patrimonio cultural, para registrar el impacto la política minero-energética de entonces. Expuesto ante los ojos de cientos de miles quedaron los fragmentos de la capilla de San José de Belén luego de que el agua del embalse disminuyera significativamente a raíz del fenómeno del niño.
Siempre se deberá recordar que, aunque la comunidad de San José de Belén y la Diócesis de Garzón se opusieron a su destrucción, el Tribunal Administrativo del Huila, Sala Cuarta de Oralidad, con el magistrado ponente, Ramiro Aponte Pino, mediante autointerlocutorio del día 5 de agosto de 2015, autorizó en ese ese entonces a Emgesa para ingresara a la capilla, dando inicio a la destrucción de este patrimonio.
Fotografías Amaco