Napoleón Rivera Salazar, tío de Tacho, falleció el 27 de enero de 1907. José Eustasio, el día de su cumpleaños número 19, escribe una carta a su tía política, Irene Andrade, lamentando el suceso: “¿Acaso él no hizo las veces de padre para conmigo?”
Por Rudber Eduardo Gómez
Eduardo Neale-Silva refiere un episodio en la vida de José Eustasio Rivera en el que su tío Napoleón le castiga por estar evadido de sus deberes escolares. Tacho, de doce años de edad, estudiaba en el Colegio Santa Librada:
A cargo del Colegio de Santa Librada estaba ahora nada menos que su tío, don Napoleón. En el rector, de suyo severo y ejemplarizante, habíase fortalecido el espíritu marcial al calor de la contienda civil. Don Napoleón, que no esperaba nada bueno del sobrino, hizo saber a éste que no toleraría pillerías de nadie, y mucho menos de un sobrino suyo.
Llegó por fin, el día fatal. Tachito aprovechaba cualquier ocasión en que se descuidaba el rector para hacer de las suyas (…) Una tarde, cuando el muchacho debía estar en el colegio, su tío don Pedro le halló en el camino cazando pájaros con huaraca. – ¡Conque es así como estudias! Ya verás. Al día siguiente, don Napoleón llamó al sobrino y le castigó duramente con la férula (…) Cuando el niño volvió a casa, Don Eustacio le hizo venir a su presencia y con su laconismo característico le dijo: – Ud. no vuelve al colegio.
Horizonte Humano. Vida de José Eustasio Rivera. Eduardo Neale – Silva. Cap. I, EL Camellón de los Almendros.
Los tíos de José Eustasio

Victoriano Rivera Mosquera, el abuelo de José Eustasio, tuvo larga descendencia: once hijos, cuatro en su primera mujer y siete en la segunda. De su relación con Rita Escobar nacieron Concepción, Toribio, Dolores y Eustacio, este último padre del escritor. Ramona, Adelaida, María Josefa, Pedro, Victoriano, Clementina y Napoleón, nacieron de la relación con doña Valentina Salazar. Así pues, José Eustasio tuvo seis tías y cuatro tíos.
De estirpe conservadora, de la línea de los “Históricos”, sus tíos, los hermanos de don Eustacio, fueron personajes destacados en la región, e incluso a nivel nacional, y participaron activamente en la Guerra de los Mil Días (1899-1902). Toribio Rivera Escobar (1845-1913), el “catimbo” o el “timbico”, comandante de los ejércitos conservadores en Neiva, obtuvo el grado de General; responsable junto al General Francisco A. Gutiérrez de gestionar la pila pública del acueducto de Neiva en 1890; fue en varias ocasiones presidente del Concejo de Neiva y Gobernador del Tolima en 1901; para el joven José Eustasio su tío Toribio era un héroe digno de imitar. Pedro Rivera Salazar (1860-1925), ingeniero civil y militar, también General, fue el tercer Gobernador del Departamento del Huila; rector del Colegio Santa Librada y elegido Representante a la Cámara para el periodo 1923-1924; Pedro Rivera fue muy importante en la formación política de José Eustasio. De Victoriano Rivera Salazar se tienen pocos datos, salvo que fue oficial mayor de la Gobernación y que llevaba una vida bastante licenciosa.
Napoleón Rivera Salazar, su descendencia y la relación con Tacho

Napoleón Rivera Salazar también fue General conservador en la Guerra de los Mil Días, además de ingeniero civil y militar. Su vocación principal fue siempre la educación, en el área de las matemáticas. Docente en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, en la Facultad de Ingeniería, y en el Liceo Mercantil; Napoleón se desempeñó en el Colegio Santa Librada primero como catedrático, y luego como Vicerrector y Rector en varias ocasiones.
Eduardo Neale-Silva describe a don Napoleón como “un maestro insobornable. No creía en contemplaciones, ni mucho menos en favoritismos y afirmaba que el castigo ejemplar era el mejor remedio para enmendar malas costumbres”. De férrea disciplina, siempre estuvo muy atento y preocupado por la educación de su sobrino José Eustasio, pues “le parecían inauditos los miramientos y sentimentalismos del hermano (Eustacio), quien había llegado al extremo de delegar su autoridad: doña Catalina era quien llevaba las riendas del hogar, pues el esposo siempre se dejaba convencer. ¿Qué laya de muchacho iba a salir de un ambiente femenino en que se le toleraban al hijo varón toda clase de caprichos y vagamunderías?

Desde ambas ópticas, su carácter férreo y su interés por la formación de Tacho, se entiende el castigo impuesto al sobrino y la posterior expulsión del Colegio Santa Librada. Esta acción, como se comprobará en la carta, no trajo rencor en el alma del poeta, quien veía a su tío como un padre y un guía.
Casó don Napoleón con Irene Andrade, hija de don Juan Ignacio Andrade Charry y doña Luisa Charry Perdomo. De esta unión nacieron María Irene, María Tulia, Josefina, Carmen y Marco Fidel. María Tulia Rivera casó con Antonio María Andrade y sus hijos fueron Carmen, Raúl, Cecilia, Alfredo, Jorge y Gustavo.
De la descendencia de don Napoleón es imperativo mencionar a Gustavo Andrade Rivera (1921-1974), el gran dramaturgo huilense. Gustavo, nieto de Napoleón, era primo en segundo grado de José Eustasio Rivera.
La carta de José Eustasio en la Muerte de su tío Napoléon Rivera
Bogotá, febrero 19 de 1907
Señora Da (oña)
Irene A. v. de Rivera
Neiva
Querida tía:
Honda ha sido la pena que he sentido por el fatal suceso que la muerte ha hecho en nuestra familia; tanto para U(sted) como para mí pido encarecidamente a Dios, que derrame sobre nosotros la resignación a los designios de su divina voluntad.
Esto triste nuevo no lo supe sino el 12 del que cursa, y al dolor que sentí, se unió la extrañeza de que no me lo hubieran comunicado más pronto. Esto lo atribuyo únicamente a que la pena no les permitió a U(ustede)s ni a papá hacerlo antes, aunque a veces el alma se alivia cuando la congoja se reparte.
En la semana pasada estuve en ejercicios espirituales. Innecesario me parece decirle que todos los ofrecí a Dios por el descanso del alma de tan querido muerto.
Porque, ¿acaso no hizo él las veces de padre para conmigo? (¿) No le debo a él lo poco que sé? Desgraciadamente, entonces me faltó el juicio y no supe corresponderle; hoy espero poder devolver a U(sted) concorde los grandes servicios que él me hizo, por los cuales el reconocimiento que abrigo será eterno.
Como yo, procure consolarse, tía, y confiar únicamente en la voluntad de Aquel que da el mal y la medicina: U(sted). no quedó sola.
Acompañándola en su pena y dándole mi más sentido pésame, me suscribo su afftmo (afectísimo) sobrino.
J. Eustasio Rivera
La carta fue escrita por José Eustasio a su tía Irene Andrade el día 19 de febrero de 1907, cumpleaños número 19 del escritor. En ella José Eustasio manifiesta dos sentimientos ante la muerte de su tío Napoleón. El primero es tristeza por quién considera como su padre y mentor: “¿acaso no hizo él las veces de padre para conmigo? ¿No le debo a él lo poco que sé?”. El segundo es remordimiento por no retribuir de la mejor manera al afecto: “Desgraciadamente, entonces me faltó el juicio y no supe corresponderle”.
Hacía ya un año que José Eustasio residía en Bogotá y estudiaba en la Escuela Normal Central de Institutores; extrañaba en especial a su madre Catalina Salas, y en su alma se conjugaba una dualidad complementaria, el sentimentalismo y la fortaleza. Es evidente en la carta la formación cristiana de Tacho, consolidada por la regencia en la Escuela Normal de los Hermanos de las Escuelas Cristianas (Hermanos de La Salle): “En la semana pasada estuve en ejercicios espirituales” y “confiar únicamente en la voluntad de Aquel que da el mal y la medicina”.
Realiza José Eustasio un reclamo amoroso y considerado a su tía por no recibir a tiempo la información del infortunio: “Esto triste nuevo no lo supe sino el 12 del que cursa, y al dolor que sentí, se unió la extrañeza de que no me lo hubieran comunicado más pronto. Esto lo atribuyo únicamente a que la pena no les permitió a U(ustede)s ni a papá hacerlo antes, aunque a veces el alma se alivia cuando la congoja se reparte”.
La carta, hermosa y profunda, es un testimonio del carácter de José Eustasio y del afecto que guardaba por su tío Napoleón, quién muere en Neiva el 27 de enero de 1907. La muerte visitaría nuevamente la familia Rivera dos años después. Inesita, hermana de Tacho, moriría el 6 de noviembre de 1909, a los 17 años, en plena juventud.
*La carta, propiedad de los descendientes del General Napoleón Rivera, específicamente de los hijos de Gustavo Andrade Rivera, fue donada en febrero de 2024 a la Biblioteca Nacional de Colombia.


